miércoles, 23 de marzo de 2011

Los minúsculos

Es muy difícil entender y explicar la relación entre adultos y niños en Malí, sobre todo teniendo en cuenta mi visión parcial e incompleta que tengo como espectadora en coche.
 
Si aceptáis este ojo de buey, os puedo contar que los niños siempre van solos en todas partes, tanto para ir a la escuela con las mochilas como jugando por las calles persiguiendo una vaca o un lagarto. Es raro ver un adulto distrayéndolos o una madre besándolos. Son los hermanos mayores los que de vez en cuando ponen orden con un grito o una mirada.

En cambio, cuando aún no andan, cuando son simples buñuelos minúsculos, están todo el día pegados a la espalda de la madre, la hermana o la abuela. ¡Se les ve tan felices! Y lo deben ser, porque son los niños más callados y tranquilos que he visto jamás.

Mirándolos es imposible resistir la tentación de buscar también un trozo de brazo o asiento para apoyar la cabeza e intentar dormir.

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