sábado, 19 de marzo de 2011

Siguiendo al conejo blanco (29/1/2011)

Hace calor y tienes hambre. Empiezas a conocer las reglas del juego, así que llevas el radar activado. Y de repente, sobre la puerta recortada en un contenedor de uralita tumbado, lees las palabras que prometen soluciones: Bistrot Français. Bueno, ahora no te eches atrás Alicia, como mínimo mete la cabeza, a ver qué hay detras la puerta.

Separas la cortina de tiras de plástico azul y dejas que los ojos se adapten a la oscuridad. A la izquierda hay una mesa baja redonda. En la barra del fondo un camarero está sirviendo unas cervezas a dos hombres que, sentados en taburetes altos, medio giran la cabeza para saber quién deja entrar la luz. Empiezas a dudar de que este sea un lugar donde puedas comer, pero el camarero te anima a que pases. Aunque desde la puerta, sigues el reconocimiento. A la derecha, donde se supone que debería haber una pared con pósters y quizás una silla abandonada encuentras una entrada que da a una sala oscura llena de mesas preparadas para servir comida. Para verlo mejor entras y entonces te das cuenta que dentro del contenedor hay luz natural que viene del lado de la barra: es un patio interior!

El patio está lleno de mesas y gente comiendo. Quieren sentarse a cubierto o bajo los árboles? Bajo los árboles estará bien, que hay sombra y pasa airecillo, gracias. Los camareros y camareras van cruzando el patio para entrar en la cocina que hay en uno de los extremos. Aprovechando las columnas del cobertizo hay colgadas garrafas de agua con palanganas y jabón para lavarse las manos. Sin embargo, si lo prefieres, los lavabos están detrás aquella esquina, al fondo a la derecha. En este contenedor pueden comer unas 50 personas!

Éxito rotundo, Alicia. El juego no es difícil, pero requiere desarrollar una fe ciega en la publicidad que los mediterráneos, de normal, no tenemos ... De hecho aquí me he dado cuenta que en casa los carteles los miro normalmente por su diseño y lo que menos me interesa de ellos es su función de etiqueta que dice a los no iniciados qué es lo que hay detrás de cada trozo de uralita.

Hoy me acordaba de lo que me dijo una vez el JuanCla: "Madrid se para los iniciados". Jamás he encontrado una definición más acertada de la ciudad, y siempre que puedo la uso. Y es que en Madrid nada es lo que parece, y un bar será bueno independientemente de cómo esté de limpio el suelo y al club de jazz sólo llegas si tienes curiosidad por bajar las escaleras de detrás de la portería.

En Madrid cada vez que conoces a alguien, descubres una ciudad nueva, y Bamako apunta maneras.

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